Hoy, entrada la segunda década del siglo XXI, el enfoque de las ciudades creativas se consolida como una mirada innovadora que articula la cultura y la creatividad como motor de la economía urbana. En ese marco, se asume que la cultura constituye el cuarto pilar de desarrollo (Hawkes, 2001), teniendo el poder de fomentar la participación ciudadana, cohesión, creatividad y sentido de pertenencia de un lugar, ya sea un barrio o un distrito urbano más amplio, fortaleciendo el bienestar de las personas, contribuyendo a la multiculturalidad y a una ética ciudadana.
Esta mirada que plantea el rol fundamental de las industrias creativas y culturales para el desarrollo territorial, instala la idea que el futuro de las ciudades depende del potencial y creatividad humana, destacando tres elementos clave del impacto de la creatividad en el ecosistema urbano, que tienen que ver con su impacto cultural, social y económico. El vínculo entre creatividad y territorio enfatiza la necesidad de una aproximación multidisciplinar a la creatividad y la innovación en la planificación urbana, subrayando la importancia de la expresión creativa de minorías étnicas o inmigrantes (Landry & Bianchini, 1995). Desde la mirada de la “ciudad creativa” se plantea que la creatividad es el recurso primordial de nuestra época y basa su trabajo en tres “T”: tolerancia, tecnología y talento (Florida, 2002). En ese marco, algunas experiencias plantean la necesidad de fomentar clusters creativos localizados en barrios céntricos o de valor patrimonial, que emergen como una concentración de diversas iniciativas de carácter cultural capaces de producir diferentes sinergias debido a su proximidad espacial y generar interdependencias entre ellas debido a su complementariedad. Otras experiencias plantean un foco en la promoción de zonas innovadoras, que constituyan distritos o ecosistemas de innovación que concentren a ciudadanos, emprendedores, compañías e instituciones unidas por el desarrollo de la economía de la cultura y el conocimiento, para participar en proyectos conjuntos.
Todos los elementos anteriores permiten constatar la importancia fundamental que asume que la creatividad y el desarrollo de las industrias culturales como motor y eje clave para construir barrios y ciudades más atractivas, creativas y sostenibles.
En este contexto es que el proyecto Barrio Estación plantea organizar, junto con el Instituto Profesional Santo tomas Antofagasta, un espacio de reflexión y discusión de experiencias innovadoras respecto a las industrias culturales y la creatividad, que permitan ayudar a pensar cómo se puede potenciar en Antofagasta procesos que articulen el desarrollo de la ciudad y particularmente de sus barrios céntricos con el potencial de innovación que aportan sus industrias creativas.
Además se sostiene que el Intercambio de experiencias, instancias de debate y espacios para la incorporación de metodologías bajo el formato de charlas abiertas (relacionamiento entorno) y workshops (transferencia directa de conocimiento), teniendo como horizonte el prototipaje de productos en diseño, son fundamentales para replicar el polo de Diseño ya gestionado en la primera etapa del Distrito de Diseño Barrio Estación.